El tiempo que da la razón

En la inauguración de la Ferinoa de este año, el gobernador Juan Manuel Urtubey sostuvo que:

En estos 40 años, la provincia fuertemente asentada en su potencial agropecuario está sufriendo la mayor sequía de décadas; probablemente, desde que existe esta Ferinoa.

Y pidió a los legisladores nacionales presentes que al volver a Buenos Aires hagan los trámites correspondientes para lograr que el Poder Ejecutivo declare la emergencia agropecuaria, igual a como fuese declarada en la provincia hace unos pocos días atrás.

En febrero de este año, es decir hace más de sesenta días atrás, Alfredo Olmedo presentó un Proyecto de Resolución en el Congreso de la Nación solicitándole al Poder Ejecutivo que actúe para ayudar a los productores agropecuarios salteños. Argumentó su pedido diciendo:

Salta está sufriendo la peor sequía de los últimos 50 años, que afecta los cultivos y la ganadería de numerosas localidades: General Pizarro, Metán, Rosario de la Frontera, La Candelaria, El Tala, Potrero, Departamento Rivadavia, Las Lajitas, Joaquín V González, El Quebrachal, Gaona, Galpón, El Tunal, Departamento Oran y el Departamento San Martin.

Resulta de suma necesidad que el Gobernador Urtubey declare la Emergencia Agropecuaria en forma urgente para que se active la aplicación de la Ley 26.509 de Emergencia Agropecuaria.

Hay productores que perdieron todo y no hay semillas como para encarar la nueva campaña de siembra, y por otra parte tampoco se repuso la pastura para el ganado lo que provocará un terrible impacto negativo en las zonas rurales afectadas.

¿Cómo pudo Olmedo anticiparse a Urtubey? ¿Tiene el diputado una bola de cristal? Para nada. Lo que sucedió fue muy simple: Olmedo, un hombre del pueblo y en permanente contacto con el pueblo, alertó la necesidad del campo mucho antes que Urtubey, un insensibilizado que aparece en escena cuando ya es demasiado tarde. No extraña por ello que a Salta le falte tanto todavía, que las respuestas que el gobierno le tiene que dar a la sociedad no sean la prioridad de los gobernantes.