viernes, 17 de mayo de 2013

El portador de sangre y el hacedor de espejismos

El portador de sangre

Rodolfo Urtubey, el portador de sangre más famoso de Salta, parece desvinculado de la realidad en la que vivimos los argentinos. Sus propias palabras lo demuestran.

Veamos.

El 13/05 dijo en una entrevista en FM Capital:
No me lo imagino al Senador Juan Carlos Romero dando explicaciones a la Justicia, ni caminando los pasillos de la Ciudad Judicial.
La frase es sorprendente porque deja en evidencia la falta de imaginación de Urtubey. ¿Por qué él –que, además de trabajar exitosamente como hermano del Gobernador, es jurista– no puede imaginarse a Romero en una situación así? Yo si puedo imaginarme a Romero en el rol de imputado ante un juez, del mismo modo que puedo imaginármelos en rol similar a Boudou, a De Vido, a Randazzo y a muchos otros. Incluso puedo imaginármelo a Néstor Kirchner dándole explicaciones a la Justicia, aunque todos sabemos que el santacruceño se puso el pijama de madera sin antes haberse vestido con el traje a rayas que le correspondía. La imaginación, como la esperanza, es lo último que se pierde. Un hombre de imaginación limitada no puede transformar la realidad (eso explicaría, de hecho, por qué lo realizado por el Fondo de Reparación Histórica ha sido tan infructífero).  

En esa misma entrevista Urtubey también, como comenté hace unos días, le declaró la guerra a Olmedo:
Lo que hace Olmedo de decir que él va primero es una guerra psicológica.
Ahora entiendo lo de “la misma lucha”. Rodolfo Urtubey, al igual que su hermano Juan Manuel, son dos combatientes. ¿Pero a quién es al que combaten? Se ve que no es a Romero, el Opositor, porque si así fuese el propietario de la sangre que equivale a una candidatura si podría pensar en Romero como un ciudadano que es pasible de someterse a la Justicia, y hasta podría vislumbrarlo en el interior de una celda. Los Urtubey no están en guerra contra Jucaro I, no se trata de una de esas famosas contiendas sucesorias entre dinastías como las que se daban antaño en Europa. Por el contrario contra quien levantan sus espadas estos “hidalgos” del siglo XXI es, al parecer, contra Alfredo Olmedo. Y lo combaten porque él no es un Romero, no es otro personaje menor con ínfulas de eternización, sino que es un hombre del sector productivo que representa a la Salta de los empleados y de los obreros, a la Salta de los trabajadores, de los jubilados y de los desocupados que quieren ganarse un sueldo dignamente. Olmedo encarna a ese pueblo y, en consecuencia, defiende aquellos valores con los que el pueblo se maneja, no con los que los plutócratas y oligarcas lo hacen.

En consonancia con este desdén por la gente trabajadora, el 15/05 Rodolfo Urtubey habló con la gente de El Intransigente y defendió ese engendro contrademocrático de las PASO.



Rodolfo Urtubey, candidato a Senador Nacional del Frente por la Victoria debido al mérito de ser RH+ como su hermano, habla maravillado de las virtudes “aperturistas” de las internas abiertas, simultáneas y obligatorias. Su idea del pluralismo y renovación es dejar que los “súbditos” de las comarcas que su familia posee decidan si quieren que los cortesanos que lo acompañen en su ingreso a la Cámara de los Lores sean Posadas, Leavy, Godoy o algún otro impresentable al que le urgen los fueros para no terminar tras las rejas. ¿No se le ocurrió a Urtubey que entre las personas con idoneidad, voluntad de servicio y representatividad se encuentran decenas de miles de CIUDADANOS que están lejos de ser aspirantes a obtener una vivienda en Lomas de Madeiro?

Urtubey dice que con las PASO se acaba el acuerdo partidocrático, lo cual es cierto, ¡pero no se acaba la partidocracia! Entonces los mismos de siempre copan una y otra vez los puestos de toma de decisión, acrecentando sus patrimonios de manera sideral y quitándole los billetes del bolsillo al trabajador en el proceso, pues, se sabe, la plata que acumulan ellos nos las sacan a nosotros.  

El hacedor de espejismos

El otro usufructuario de la sangre Urtubey, el Gobernador Juan Manuel, también padece del desvinculamiento con la realidad que padece Rodolfo. Sus más recientes aventuras en Orán lo ilustran.

Durante esta semana Urtubey llevó su sangre bélica (junto al resto de su cuerpo luchador) al Norte de la provincia para inaugurar una pyme del rubro del calzado. La empresa es una cooperativa que nació gracias a unos créditos que otorgó el Estado. Mientras cortaba el listón, el Gobernador dijo: “cada vez que abrimos estas empresas construimos dignidad”. La frase es escandalosa, porque la dignidad no es algo que se construya, ya que la misma es intrínseca al hombre. Es decir todo hombre por el solo hecho de ser hombre posee dignidad, la cual se puede destruir pero no a causa de sufrir desempleo, sino a causa de entregarla voluntariamente a personas que se creen capaces de construirles dignidad a los demás (a los que viven atribuyéndose el rol que le está reservado sólo a Dios).

Un día después, en General Mosconi, Urtubey inauguró otras dos pequeñas fábricas pero esta vez fue más cauto al referirse al concepto de dignidad: “podemos darnos entre todos la buena noticia de que hay familias que pasan a ser dueñas de su propia fuente de trabajo, descubren la dignidad que existe más allá de los discursos, que existe a través de su propia forma de vida”. Se ve que le explicaron: la función del gobernante es la de ayudar a los otros a reconocerse como sujetos dignos, como hombres libres que sólo deben arrodillarse ante Dios y no ante los demagogos que creen tener una máquina que construye lo que no se puede construir.

De todos modos Juan Manuel Urtubey tuvo que enfrentarse a los oranenses que son concientes de que siempre fueron seres dignos y que justamente sienten que su dignidad está siendo afrentada. Es que el Gobernador visitó el área del trópico para presenciar un bufonesco espectáculo de aguas danzantes, casualmente en una de las ciudades de la provincia que más sufre cuantitativa y cualitativamente por el abastecimiento del líquido vital (Olmedo una vez dijo que en esa zona de Salta era más fácil comprar droga que comprar agua). Muchos vecinos, indignados, le recriminaron al mandatario por su falta de compromiso en materia de seguridad, y aprovecharon para recordarle que Orán existe todo el tiempo y no sólo cada dos años cuando hay elecciones. 

Los gritos de los salteños dignos acabaron con el espejismo, ahora será cuestión de que los votos de esos mismos salteños terminen con la sangre que se alimenta de nuestra sangre.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario