lunes, 10 de junio de 2013

La opacidad de Salta

Hace unos días, el Concejal Carlos Zapata se despachó con un discurso antológico. Criticando al kirchnerismo que decidió sustraer una estatua de Cristóbal Colón –que es parte del patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires como lo es también el Obelisco y la Fuente de las Nereidas– para reemplazarla por una estatua de Juana Azurduy de Padilla –que fue donada por el gobierno de Bolivia– dijo:
Quiero manifestarme sobre el asombro que me causa lo que yo califico como “retro-progresismo”, el cual se observa en la intención de trasladar la estatua de Cristóbal Colón que está en la avenida Paseo Colón, en el Parque Colón, de Buenos Aires. 
Sin pretender ofender a nadie, considero que esto –en el lenguaje salteño– es una opería. Una opería es el acto de un opa. ¿Y qué es un opa? Según Figueroa un opa es alguien que tiene sus facultades mentales disminuidas. 
Hoy por hoy, creo yo que el concepto de opa ha evolucionado: opa es el engreído que se siente mucho más de lo que es y que se siente dueño de la verdad. Y el más opa de todos es aquel que no está consciente de su propia opería. También debo decir que hay opas bien y hay bien opas, por eso, relacionado con esta acción de funcionarios nacionales, y recordando al señor López Isasmendi, puedo afirmar que hay una nueva estrofa que dice que hay una clase especial de opas que va en aumento, que es el removedor de monumentos, que es también el opa nacional.
Las palabras de Zapata, evidentemente, tienen por destinatarios a esos opas que piensan que por remover un monumento están desatando una revolución de las consciencias, como si la violencia en contra de la historia pudiera alterar la verdad que se respira día a día. Al avanzar contra el monumento a los Bravos de Manchalá y contra el monumento al Virrey Toledo estos opas no sólo están ofendiendo a quienes actualmente se sienten identificados con esos valores, sino que además se están mofando de la gente que en el pasado –que, en realidad, fue su presente– propuso la realización de esos monumentos.

Pero los opas no sólo tergiversan el pasado, también son buenos para tergiversar el presente. Aquí hay un caso ejemplar: Cristóbal Cornejo, un diputado provincial del PRS, promueve desde hace años un proyecto para que San Lorenzo sea declarada “Reservorio Cultural del Canto Coplero”, lo que significa que quiere que se preserve y promueva el arte de la copla, la cual es cada vez más infrecuente por no gozar de la difusión de la que gozan otros géneros musicales y literarios; sin embargo muchísimos opas salteños piensan que Cornejo lo que en realidad propone es prohibir todo lo que no sea copla en San Lorenzo, como si fuese un político cubano que le baja el pulgar al reggaeton en su isla.   

¿No me creen cuando les digo que hay tantos imbéciles sin sentido común que piensan en Cornejo como un censor? Bien, observad:

Opas que ironizan sobre lo que no entendieron
Opas que hablan de "fascismo", "nazismo" e "Inquisición" y olvidan a Cuba
Opas que creen detectar la ignorancia en los otros pero no se miraron al espejo
Opas que teorizan sobre arte y cultura y no saben leer un artículo periodístico. "¡Arte para liberarte!"
Esta es la Salta del siglo XXI. Como ser pacato parece no estar bien visto por la nueva oligarquía progresista que defiende el culto de lo políticamente correcto (vean que hasta hay un tipo que habla de ir al Inadi para denunciar a Cornejo), lo nuevo parece ser convertirse en un "opacato". Antaño los pacatos eran obscenos para exponer su riqueza, pero por lo menos las frivolidades que proponían no causaban un daño social profundo; ahora los opacatos se cuidan de confesar que vacacionan en Punta del Este y que tienen un auto último modelo, pero enfurecen cuando alguien defiende la Tradición, la Patria o incluso el Sentido Común. 

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