sábado, 8 de junio de 2013

El Congreso de los inmorales

Imagen de los pocos trabajadores de la Cámara de Diputados
El jueves hubo una sesión especial en la Cámara de Diputados de la Nación. La misma se había convocado para tratar temas vitales para el bienestar de los trabajadores argentinos: restablecer el 82% móvil para los jubilados, y debatir mejoras para el salario mínimo, vital y móvil, las asignaciones familiares, el mínimo no imponible y el seguro de desempleo. Y pasó lo peor: no hubo sesión ya que no se alcanzó el quórum (o, eliminando los eufemismos, los políticos argentinos no trabajaron porque no aparecieron en su lugar de trabajo).

¿Acaso alguno de los ausentes será castigado por su faltazo? Por supuesto que no, su trabajo, insólitamente, les permite faltar cuando les venga en gana. Es el mágico poder del quórum.

Pero no todos los legisladores estuvieron ausentes: al menos unos 43 diputados –entre los que se encontraba Alfredo Olmedo, Alfonso Prat Gay, Graciela Camaño y otros opositores e independientes– fueron hasta el Congreso con el deseo de sesionar. Los presentes plantearon sus posiciones y se retiraron sin poder emitir sus votos, que es una de las principales razones para los que se les dio el puesto que tienen.

Es indignante: el día en que tienen que resolver problemas de los políticos, el kirchnerismo (los principales ausentes del jueves) consigue el quórum y Argentina hace un pacto de impunidad con Irán o propone el atropello a la República avanzando sobre la independencia del Poder Judicial, pero cuando llega el momento de resolver los problemas del pueblo trabajador se borran todos. Eso es, sin dudas, inmoral. 

Si el Oficialismo no desea asegurar el bienestar de la ciudadanía está bien, esa es su posición, eso es en lo que creen. Pero creo yo que ellos tienen la obligación de decirlo abiertamente, pues si hoy le están quitando el pan de la mesa a miles de familias entonces tienen que admitirlo presentándose a trabajar y votando negativamente a las iniciativas que intenten revertir ello. Así el pueblo habrá de juzgarlos.  

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