lunes, 24 de marzo de 2014

Breve apunte sobre la Derecha

El debate entre Derecha e Izquierda me tiene sin cuidado. Y no porque lo considere irrelevante para el presente, sino porque en la Argentina no se puede debatir en esos términos, sencillamente porque no son representativos. Quiero decir, quizás nuestro país esté lleno de derechistas e izquierdistas, pero la política contemporánea (tanto en su presentación como en su práctica) no reconoce la distinción. Ello, claro, tiene motivos puntuales. Jorge Asís los ha señalado
Aquí la mayor parte de los dirigentes prefieren imaginarse, por las dudas, al menos para que los tengan en cuenta, que son progresistas. Casi de izquierda. Nada reaccionarios. Creen que quedan más presentables en sociedad. 
Pasa que la derecha, por motivos multiplicados, perdió la partida en la Argentina. La razón de fondo es, en definitiva, cultural. Por haberse estrellado con la semántica de la Dictadura Militar. 
Para ser tratado como un cuadro respetable, ya ni siquiera hay que decir que se tiende hacia la apertura de la economía (eso suena a neoliberalismo). Ni se activa por la creación de una atmósfera permanente de inversiones (eso despierta el trauma noventista que huele a la temible dupla Menem-Cavallo, y sobre todo a la fascinación frívola por ingresar sin visa a los Estados Unidos). 
Tampoco suele ser aconsejable manifestarse abiertamente por la pertenencia estratégica al universo occidental (eso apela a una antigualla que evoca sin melancolía al peor de los Di Tella y la carnalidad ideológica). Menos aún debe pregonarse la superada teoría de la “reconciliación nacional”. Es el otro rubro ausente que no ingresa en ningún discurso. Huele a preferencia por la impunidad.
El Proceso de Reorganización Nacional (PRN) no fue más que una epopeya del Centro. Republicano y liberal, el PRN se impuso para generar apertura económica, atraer inversiones extranjeras, defender los valores de Occidente, y acabar con los tiroteos que la izquierda y la derecha (ambas peronistas) protagonizaban en la década de 1970. 

Alfonsín, Menem y los Kirchner dejaron de lado ese programa (algunos en menor grado -como Menem, quien fue un buen liberal pero un mal occidental que instauró el Inadi, el cupo femenino, y la filosofía del materialismo, de la frivolidad y del egoísmo-, y otros en grado mayúsculo -como los Kirchner y su aislacionismo socialista-). Nuestro país se desquició tanto en los últimos 30 años, que lo que otros ven como Centro aquí resulta ser Derecha, y es mala palabra. 

Personalmente yo prefiero el Centro, pero el Centro Radical, algo mucho más profundo, argentino y beneficioso que el PRN. 

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