Manuel Belgrano, además de
militar, fue un abogado que murió en la pobreza. Pero junto a las armas y a las
leyes, Belgrano también se interesó en los recursos y los intercambios, por lo
que la historia lo recuerda además como economista. A raíz de ello, el anuncio de los retoques al billete de 10 pesos parece una burla a su figura.
Hace quince años atrás, un
billete con el rostro de Belgrano equivalía a 10 dólares; hoy en día, en
cambio, con ese mismo billete se puede obtener apenas un puñado de monedas que
suman algo así como unos 0,85 centavos de dólar.
Pero más allá del asunto
económico, el billete carga con un simbolismo. A 196 años de su muerte, los
argentinos lo apreciamos y le agradecemos a Manuel Belgrano por todo lo que
hizo en vida. Pero la mayoría lo ve como un ejemplo de valentía y entereza,
como un referente, y no como un antepasado. Para los kirchneristas, por el
contrario, hay una continuidad entre Manuel Belgrano y Néstor Kirchner,
continuidad que sólo ellos perciben. En la delirante imaginación de los
kirchneristas Néstor Kirchner hubiese sido tan capaz de comandar a las fuerzas
patriotas en la Batalla
de Salta, como Manuel Belgrano de saltar extasiado al ver una caja fuerte de un
metro de altura. Por ello modificaron el retrato del prócer y le alteraron la
mirada: quieren que Belgrano y Kirchner sean una y la misma persona.
Una redecoración innecesaria |
El Kirchnertrucho |
Sin embargo el nuevo dibujo se
parece más a Julio Bocca o a Pablo Rago, es más bien un simulacro de Belgrano.
De todos modos lo que también
llama la atención es la idea de incluir a Juana Azurduy de Padilla en el papel.
Es cierto que esa mujer luchó por la
Patria y merece cierto reconocimiento en nuestro país -pese a
que las circunstancias la hayan colocado después en el panteón boliviano de
héroes. Sin embargo, antes que Juana Azurduy de Padilla, hubo generales más
valientes que ella (de hecho la esposa de Manuel Ascencio Padilla murió con el
título de Coronel). Uno de esos generales es Martín Miguel de Güemes, tan o más
merecedor de figurar en los billetes de 10 pesos que la guerrera chuquisaqueña.
O quizás todos (Belgrano, Juana Azurduy de Padilla, Güemes) deberían figurar
cada uno en un billete, billetes de 10 pesos, pero también de 200 y 500,
billetes fabricados con gastos coherentes para una república al borde la
bancarrota como la han condenado a la nuestra.
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