Tras el acto de lanzamiento de la candidatura a gobernador de Juan Carlos Romero me quedé pensando en lo que eso
significa. Había mucha gente presente, militantes y referentes de diversas
fuerzas políticas. Romero habló como sabe hacerlo. Es otra campaña más para el
Senador Nacional.
Ahora bien, ¿qué hay de Olmedo?
Durante el acto romerista, el Diputado Nacional (MC) habló de la educación y la
seguridad, y declaró que sus enemigos son el narcotráfico y la cultura de las
drogas. También mencionó el tema de la importancia de que la juventud viva su
vida de un modo sano, activo y pujante.
Olmedo tiene un buen discurso,
dijo cosas que un gobernador de Salta podría llegar a decir. Sin embargo en las
últimas semanas él mismo ha estado sugiriendo que se conforma con el puesto de
vicegobernador. Sucede que si Olmedo concurre a las PASO contra Romero y pierde
en la categoría de gobernador, entonces se quedaría afuera de la competición
provincial, ya que no estaría habilitado para asumir otra candidatura. ¿Esto es
realmente así?
Como desconozco con exactitud la
ley que regula las PASO, calculo que Olmedo tiene razón (yo había pensado en
que se podría armar una fórmula Romero-alguien de Salta Somos Todos y otra
Olmedo-alguien del Frente Salteño: gane quien gane y pierda quien pierda, el
candidato a vicegobernador podría renunciar y ser sustituido por Romero u
Olmedo, según corresponda).
De cualquier modo, esté o no
Olmedo en lo cierto, ¿por qué no arriesgarse? Olmedo como Vicegobernador
significaría que el olmedismo cogobernaría Salta, lo que equivaldría a que un
montón de propuestas revolucionarias tengan un eco positivo. ¿Pero cuan exitosas
serían esas propuestas? Es decir, ¿podrían ellas materializarse?
Creo que el Consenso de Cambios
para el Progreso de Salta (CCPS) es vital para fijar metas comunes, pero los métodos
para alcanzar esas metas varían de acuerdo a cada político y a cada fuerza política.
Un gobierno formado por Romero y Olmedo requerirá de mucho diálogo, y el diálogo
es algo que no forma parte de la cultura política argentina. Entonces temo por
el éxito de la alianza.
A lo que voy es que 2015 es una
oportunidad para que el olmedismo se convierta en una fuerza política. Hoy por
hoy el olmedismo es una cruzada individual de un hombre contra un sistema
decadente. Muchas personas lo apoyan y lo acompañan, porque depositan en él su
esperanza de ver al país frenando su caída. ¿Por qué no transformar toda esa
esperanza en política?
Si el olmedismo pasa a ser un
partido sólido, se podría trabajar en torno a la constitución de coaliciones. Concejales,
Diputados y Senadores de Salta Somos Todos, el Frente Salteño y demás partidos apoyando
la fórmula para gobernador del CCPS, pero yendo a las elecciones cada uno por
separado, nucleados no en por una sábana sino según sus estilos y principios
particulares: eso alimentaría a la democracia, fortalecería a la república y
pondría a Salta a la vanguardia de la recuperación nacional de la política.
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