Larroque haciendo proselitismo en su visita al Vaticano. |
Últimamente
he visto a mucha gente que critica al Papa Francisco porque ha recibido en Roma
a muchos kirchneristas. Son gente que supone que el Sumo Pontífice de la
cristiandad tiene una responsabilidad política en la Argentina. Por
tanto, al encontrarse con Cristina Kirchner, Milagro Sala, Guillermo Moreno,
Carlos Zannini o tantos otros personajes reprochables, esta gente piensa que el
Papa se ha vuelto kirchnerista.
Quienes
hablan así son aquellos que no han entendido al cristianismo. Dios se hizo
hombre para darle al hombre la posibilidad de salvarse. Eso es algo que depende
de cada uno: en el fuero íntimo, cada hombre decide entre creer y salvarse o
entre no creer y condenarse, es una cuestión de voluntad. El sacerdote tiene la
función de llevar el mensaje de salvación a cada hombre, pero no puede
imponérselo, no puede obligarlo a que crea. Pues bien, eso es lo que sucede con
el Francisco: él es sólo un hombre que transmite un mensaje de Dios que, desde
hace 2000 años, se viene transmitiendo entre los hombres. Es asunto de cada
hombre escuchar ese mensaje o pasarlo por alto.
Todos
esos políticos, empresarios, artistas, deportistas y demás personajes que
viajan a Roma a sacarse la foto con Francisco sólo acceden a una imagen. Supongo
que por cuestiones culturales ellos ya conocen el mensaje cristiano, por lo
que, en definitiva, es su responsabilidad el buscar su salvación. Quiero decir
el Papa ha recibido a todo tipo de personas –porque él ocupa ese puesto
precisamente para hacer eso–, pero es responsabilidad de cada uno de los que
tienen la foto con Francisco el absorber el mensaje de la Iglesia y vivir sus vidas
cristianamente.
Si Maradona
consigue una audiencia en el Vaticano y una semana después se encuentra pecando
no es un problema del Papa, es un problema de Maradona que utiliza su libertad
para condenar su alma. Lo mismo con la Presidente : si ella se saca la foto con Francisco
y al día siguiente obra del modo contrario al que ordena Cristo, es ella la que
está desaprovechando la posibilidad de enmendar su vida. Al final ella quedará
como una mujer que fue al templo, vendió su mercancía y, pese a no haber sido
expulsada a latigazos por Cristo, terminó profanando el mensaje de Dios.
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