lunes, 26 de mayo de 2014

No hay que permitir el genocidio


En Salta ocurrió hace unos meses que un Juez de Familia, el Doctor Víctor Soria, intentó salvarle la vida a un niño inocente. Al final, lamentablemente, el niño fue ejecutado en Buenos Aires.

Ese episodio desató la furia de los grupos progrecínicos en general, y de las hembristas en particular, quienes embistieron en contra del Juez y pidieron su destitución. Les molestaba que el funcionario del Poder Judicial estuviese en contra de permitir un asesinato a sangre fría. Al final primó la cordura, y el Jurado de Enjuciamiento de Magistrados de Salta confirmó a Soria en su cargo. Santiago Godoy, miembro de ese jurado y Diputado Provincial por el PJ, se quedó con la sangre en el ojo, así que decidió promover una cruzada parlamentaria con la que se busca imponer en Salta el protocolo nacional para realizar abortos no punibles, lo que equivale a legalizar bajo el poncho al aborto (ya que, gracias a ese engendro perverso, una mujer embarazada puede ir hasta a un hospital, inventar que fue violada, y mandar al limbo al hijo que engendró, todo de manera legal y gratuita).

Godoy suma adhesiones dentro del PJ, que además del partido de los homosexuales quiere convertirse ahora en el partido de las abortistas (a veces me pregunto que pensaría el General Perón al ver en lo que se ha convertido el movimiento que fundó). Por suerte para Salta aún quedan hombres con conciencia social y amor cristiano entre sus legisladores: Alejandro Nieva, levantando la bandera de Salta Somos Todos, propuso que en la provincia nuestros legisladores (especialmente los nacionales) se manifiesten abiertamente en consonancia con la opinión del pueblo, es decir a favor de la vida y en contra de cualquier tipo de proyecto abortista que quiera legalizar el genocidio en nuestro país. Esperemos que la casta politiquera provincial no finja la sordera que normalmente finge en estos casos: no hay que permitir el genocidio.

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