sábado, 14 de diciembre de 2013

Salvar al inocente

El artículo 10 de la Constitución de Salta sostiene que es un deber de todos proteger la vida desde su concepción. Es por ello que Claudia Flores Larsen, Asesora de Incapaces de Salta, evitó por vía judicial que se consuma un homicidio en el Hospital Público Materno Infantil. El homicidio, claro, es contra un niño que aún no ha nacido, y que su abuela –la madre de una adolescente de 14 años– quiere liquidar cuanto antes.

El caso es terrible, pero es sólo un caso más de entre miles: el padrastro de la adolescente aparentemente abusó de ella, dejándola embarazada, y ahora las abogadas de la madre presionan para asesinar al pequeño en gestación; supongo que, para ellas, esa criatura que aún se encuentra en el vientre materno es culpable del gravísimo delito de existir, y por ello piden la pena de muerte.

Ahora que las tretas electorales marginaron a Alfredo Olmedo del Poder Legislativo nacional vemos cuan necesaria es su presencia. Una serie de proyectos que Olmedo promovió sin éxito proponía soluciones a este grave problema de las violaciones. Si hoy en día esas leyes olmedianas estuviesen vigentes, pasaría lo siguiente: el violador, el verdadero culpable aquí, iría a prisión de por vida (en una cárcel especial de la que le sería bastante difícil escapar por encontrarse en medio de la hostilidad de la Puna jujeña); allí sería castrado, y obligado a emplearse en actividades laborales para ganar un sueldo mensual, mediante el cual cubriría sus gastos de manutención y subsidiaría económicamente a la joven a la que le arruinó la vida. A su vez, la madre de la criatura en peligro de ser asesinada sería invitada a presenciar una ecografía, en la que podría observar con sus propios ojos (probablemente llenos de emoción) el latir del corazón, el movimiento y tal vez el rostro del pequeño que alberga en su vientre. Ello serviría para darle coraje para que no desista en su tarea de dar vida, permitiéndole al final decidir si quedarse con la criatura que trajo al mundo o si prefiere darla en adopción a alguna de las miles de familias en el país dispuestas a contener y amar a los hijos de otras personas. O sea castigo para el culpable y salvación para el inocente. 

Pero lamentablemente vivimos en una Argentina en donde cuesta cada día más castigar al culpable y salvar a los inocentes. 

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