No nos saqueó el hampa, pero nos saquea el gobierno

Después de las huelgas, los policías consiguieron sus merecidos aumentos. En Salta, los policías locales también protestaron como lo hicieron sus colegas del resto del país, pero, a diferencia de lo que pasó en otras provincias, la policía salteña evitó el desmadre, poniendo el cuerpo para minimizar y frenar a tiempo la ola de saqueos. Por tanto hoy en día hay un gran consenso social en Salta en torno a la idea de que nuestros uniformados deben percibir sueldos dignos. 

Sin embargo el Gobernador Juan Manuel Urtubey no tuvo mejor idea que financiar el aumento salarial a través de un impuesto especial que recaerá sobre el comercio. Esta iniciativa del gobierno generó rechazo en el sector. Al respecto, el mandatario ha dicho:

A nadie le gusta pagar más de lo que paga pero ya se ha acordado con el comercio. El impacto es mínimo: una persona que compre algo de mil pesos pagará cuatro más, el impacto es intrascendente.

Hoy el Diputado Provincial Carlos Zapata ha salido a contestarle al Gobernador. Lo que más fuertemente destaca Zapata es que este impuesto afecta directamente al que menos tiene. El tema es simple: si alguien posee ingresos mensuales pequeños, es probable que utilice ese dinero mayormente para el consumo, y puesto que el consumo estará sometido al reajuste para cubrir la carga impositiva (los cuatro pesos más de los que habla Urutbey), entonces el dinero destinado a consumir servirá para adquirir menos bienes y servicios que antaño. Con esto queda claro que la justificación que dio Urtubey es cínica y perversa, porque habla de cuatro pesos como si fuesen dos papeles que crecen en los árboles. 

Zapata señala también que en algunos sectores, el impuesto le quita competitividad a los comercios salteños frente a comercios jujeños o tucumanos que no padecen de ese gravamen. 

Finalmente Zapata propone que el aumento a la fuerza policial debe provenir o bien de la revisión de algunas partidas que equivalen a envío de dinero al Triángulo de las Bermudas, o bien a través del exceso de recaudación que el gobierno salteño estima que se dará, o bien de la adquisición de deuda. Tres opciones que Urtubey ha pasado por alto.