Tras la renuncia de Álvaro Ulloa
a la titularidad de la
Defensoría del Pueblo de Salta, se ha vuelto necesario
designar un reemplazante. Entre los muchos nombres que se barajan, los dos más
reconocidos son los de Martín Ávila y de Aroldo Tonini. El contraste, por ende,
es gigantesco.
Aroldo Tonini, teoconservador |
De un lado está un ser
intolerante, autoritario en ropajes de demócrata, agente de la decadencia,
cultor del pensamiento único, censurador, tergiversador y malintencionado, y
del otro está Tonini, aquel valiente que promovió la idea de que Salta se
convirtiese en una “Ciudad Pro Vida” –proyecto que, al final, fue
escandalosamente rechazado por la mayoría celebradora de la muerte que tiene el
Concejo Deliberante salteño.
De más está decir que apoyo la
candidatura de Tonini, un hombre que, pese a su cercanía al romerismo, es una
de las voces más importantes de la política municipal de Salta. En una ciudad
infectada por la peste del Partido Obrero, es necesario evitar que ello afecte
a los salteños. De allí que la opción sea clara: Tonini para defender a la
gente, Ávila para seguir agraviándola.
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