sábado, 16 de noviembre de 2013

Un defensor como la gente

La Argentina actual es un país con buenos atacantes, pero, en los últimos tiempos, es raro encontrar buenos defensores. Un país con ese desequilibrio entre ataque y defensa sólo le proporciona sufrimiento a su gente.

Tras la renuncia de Álvaro Ulloa a la titularidad de la Defensoría del Pueblo de Salta, se ha vuelto necesario designar un reemplazante. Entre los muchos nombres que se barajan, los dos más reconocidos son los de Martín Ávila y de Aroldo Tonini. El contraste, por ende, es gigantesco.

Aroldo Tonini, teoconservador 
De un lado está un ser intolerante, autoritario en ropajes de demócrata, agente de la decadencia, cultor del pensamiento único, censurador, tergiversador y malintencionado, y del otro está Tonini, aquel valiente que promovió la idea de que Salta se convirtiese en una “Ciudad Pro Vida” –proyecto que, al final, fue escandalosamente rechazado por la mayoría celebradora de la muerte que tiene el Concejo Deliberante salteño.

De más está decir que apoyo la candidatura de Tonini, un hombre que, pese a su cercanía al romerismo, es una de las voces más importantes de la política municipal de Salta. En una ciudad infectada por la peste del Partido Obrero, es necesario evitar que ello afecte a los salteños. De allí que la opción sea clara: Tonini para defender a la gente, Ávila para seguir agraviándola.

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