Dos soldados de Cristo |
Las juras
El lunes pasado asumieron los legisladores
provinciales en Salta y lo más curioso que tuvo la ceremonia fueron las juras (sería
bueno que, en lugar de que el evento se desarrolle el último lunes de
noviembre, ocurra en cambio durante el último domingo del onceavo mes, ya que
ese día se celebra la
Solemnidad de Cristo Rey; serviría ello para recordarles a
todos los electos que no son empleados de tal o cual líder, sino que son
súbditos del Rey del Universo, al cual le deben infinita lealtad y obediencia).
Por un lado estuvieron los
miembros del Partido Obrero que, como era de esperarse, pidieron no jurar ni
sobre una Biblia ni sobre una Constitución Provincial, por lo que terminaron
jurando sobre sí mismos. En su fórmula de juramento invocaron al “socialismo” y
a la “clase obrera”. Pero junto a esos payasos, por otro lado estuvo Alejandro
Nieva, quien juró por Alfredo Olmedo y por el Proyecto Salta Somos Todos 2015.
El gesto de Nieva, aunque
peculiar, habla del compromiso de este hombre con un conjunto de ideas y
propuestas pensadas para mejorar la calidad de vida de los salteños. También
deja entrever que Nieva es un hombre leal a un líder, lo cual en principio no
está mal.
Judas vestido de amarillo
El olmedismo, tanto a nivel
nacional como a nivel provincial, ha fallado a la hora de articular un equipo
parlamentario. Bernardo Biella llegó al Congreso de la Nación con una gorra
amarilla, pero no tardó nada en acomodarse donde le pareció más provechoso para su bolsillo. Pese a su manifiesto individualismo, al menos Biella no ha traicionado sus ideales de defensa de la Vida , pero tampoco ha hecho
demasiado para agitar esa bandera (por ejemplo cuando hace unos meses se convocó la sesión
especial para tratar el tema del aborto, sólo Alfredo Olmedo asistió para evitar que en la Argentina se legalice el genocidio, en tanto que Biella brilló por su ausencia: así como no ha sido muy prudente
como la paloma, así tampoco el médico ha sido muy astuto como la serpiente).
En el parlamento salteño la
historia de acercamientos y alejamientos no ha sido muy diferente. Durante 2011 el Diputado Marcelo Bernad y la Diputada Liliana
Mazzone decidieron sumarse a Salta Somos Todos y llevar al congreso local a la
iniciativa amarilla. Pero un año después, sorpresivamente, Mazzone dijo que disintieron con Olmedo a la hora de avalar algunos proyectos (como el de la
castración a violadores y el del tercer baño para homosexuales) y ella junto a
Bernad dejaron SST para armar el Frente Democrático, que en las últimas
elecciones se alineó del lado de Juan Carlos Romero. Sin embargo Mazzone no
encontró lugar en ninguna de las listas romeristas, y terminó acusando al Júcaro de haberle “robado” la senaduría a Olmedo y diciendo que su ruptura con
nuestro Diputado Nacional nunca fue definitiva. Lo que vulgarmente se llama "acomodarse".
La tarea apostólica
Pues bien, ante este escenario,
reconforta saber que Nieva no apostará a la traición, que él no utilizó la
gorra amarilla para lograr un puesto y después negociarlo con el Oficialismo o la Oposición para su
beneficio personal.
¿Pero acaso eso es suficiente?
Uno de los motivos por los que admiro a Olmedo es porque él representa uno de
los pocos hombres de poder argentinos que han entendido la política como una
tarea apostólica –actitud que debería de ser la habitual entre quienes se
consideran cristianos. Todas las propuestas de Olmedo en la Cámara de Diputados de la Nación han tenido como objetivo
diseñar leyes que contribuyan al cultivo de la virtud y al repudio del vicio. Quienes
han visto en algunos proyectos olmedianos meras extravagancias populistas han
juzgado desde el prejuicio y la estrechez mental aquello que era un camino
innovador para la recuperación del orden cristiano del mundo.
Yo pregunto: ¿la gente del PO cobra como trabajadores? Y si es así: ¿a dónde va a parar la plata que sobra de sus sueldos? ¿Al PO mismo?
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