domingo, 17 de noviembre de 2013

Día Mundial de las Víctimas del Tránsito: un llamado a la reflexión

Hoy encontré un artículo de Daniel Guillermo Chas en el que se lee esto:  
Transcurrían los últimos días de octubre de 2005 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución que proclama al tercer domingo de noviembre de cada año como el Día Mundial en Recordación de las Víctimas de Accidentes de Tránsito, alentando a conmemorar este día con el objetivo de atraer la atención pública sobre los siniestros viales, sus consecuencias y las acciones que pueden adoptarse para evitarlos. 
Años atrás, el entonces papa Benedicto XVI decía: “En este tercer domingo de noviembre, recordamos a todos aquellos que han muerto en accidentes de tránsito. Nuestro comportamiento en las carreteras debe ser responsable y respetuoso con los otros. Imploro a cada uno de vosotros, conductores, pasajeros y peatones, que seamos vigilantes y permanezcamos sobrios”. 
En 2001, Juan Pablo II oraba: “Invoco la compasión del Señor para todos los que perdieron sus vidas de manera trágica en las carreteras. Le pido a Dios que apoye a los lesionados, que frecuentemente sufren de por vida, así como lo hacen sus familias, que los ayudan en momentos de sufrimiento y aflicción. Pido a los automovilistas que conduzcan con cuidado y responsabilidad, para que todos los conductores respeten al prójimo”.
Los siniestros viales generan miles de víctimas fatales cada año en nuestro país. Y ello no es un producto de una fatalidad inevitable sino de la siempre evitable negligencia.

Hace falta, por tanto, que la seguridad vial sea considerada como un derecho humano inalienable y nuestros políticos -sean de derecha, izquierda o centro- planteen la cuestión como un compromiso multisectorial. Nadie puede quedar ajeno de esta problemática, porque la solución es un trabajo en donde toda la comunidad debe participar.  

Como pidieron los Papas anteriores (y como probablemente lo hará también el actual Papa Francisco): elevemos una oración por todas las víctimas de esta lamentable situación, y procuremos que en el futuro inmediato nadie se vea obligado a sufrir lo mismo. 

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