Los
políticos salteños son increíbles. Las aventuras de Carlos Villalba son la
prueba: al Intendente de Salvador Mazza lo demoran en un prostíbulo en el marco
de un operativo de la AFIP ,
que, de paso cañazo, se convirtió en un operativo en contra de la trata de
personas; se arma un escándalo nacional; la Legislatura de Salta
aprueba la destitución del funcionario y la intervención del Municipio, para
demostrar que el gobierno no tiene nada que ver con los inmorales; salen a la
luz los desfalcos de los que el Intendente es culpable; Villalba sugiere que
Godoy, el promotor de la destitución y de la intervención, tiene vínculos con
el narcotráfico; finalmente se convocan a elecciones para cubrir el cargo
vacante de Intendente, en las que se anuncia que Villalba no sólo podrá
presentarse nuevamente, sino que además lo podrá hacer a través del Partido
Justicialista (ya que el PRS, su partido, le retiró su apoyo).
Todo
parece una burla. La corporación política se pone de acuerdo para acorralar a
uno de sus peores especimenes, lo hace y después se retracta. Borraron con el
codo lo que escribieron con la mano.
Ahora
Villalba tiene allanado el camino para regresar a ocupar el sillón municipal más
importante de Salvador Mazza, con las cuentas saneadas gracias al brazo largo
del gobierno provincial.
¿Quién
sufre con esto? ¿Godoy, al que desde el entorno de Urtubey desautorizan
expresamente prestándole el PJ a Villalba? Pues no. Quien sufre con esto es el
pueblo de Salvador Mazza, que se convierte en rehén de un putañero, que gasta
su abultado sueldo en orgías y cosas similares, y ni siquiera se encarga de
resolverle los problemas a la gente.
Salvador
Mazza es, como dice Alfredo Olmedo, el lugar donde empieza la Argentina , no el lugar
en donde termina. Salvador Mazza (al igual que La Quiaca , la otra puerta a la Argentina ) debería ser
una ciudad modelo, debería reflejar lo mejor que tiene este país, pues, como
señalo, es lo primero que un visitante encuentra al bajar por tierra desde el
norte del continente. Lamentablemente nuestros políticos piensan lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario