lunes, 18 de agosto de 2014

Entrevista al ginecólogo de Florencia de la V

En estos últimos días se desató una polémica mediática entre el periodista Jorge Lanata y el ejército progrecínico argentino, debido a que Lanata dijo aquello que, al parecer, actualmente no se puede decir: la verdad.

Trinidad con su DNI falsificado por el propio Estado
Un travestido fue, es y siempre será un hombre. Puede ser que sea un hombre actuando de mujer o incluso un hombre sintiéndose mujer, pero jamás dejará de ser hombre por una cuestión de cromosomas. Es un hombre negando su masculinidad, un hombre renunciando a asumir el rol de macho que le tocó, pero JAMÁS una mujer.

A Lanata lo llamaron “homófobo”, “racista”, “miserable” y de muchas otras formas. Pero más allá del agravio personal, también se lo intentó desacreditar como profesional, sosteniendo que los comunicadores tienen la responsabilidad de comunicar información del modo más correcto posible. Y ahí está el problema: para muchos –entre los que me incluyo– lo “correcto” es lo verdadero, en cambio para muchos otros lo “correcto” es el eufemismo que se inventa para que lo falso no suene tan chocante.

De todos modos si le han exigido corrección a Lanata, también deberían exigírsela al travestido Roberto Carlos Trinidad, hoy llamado “Florencia de la V”. Este sujeto salió en la televisión mostrando un DNI en el que dice que él es una mujer. El DNI no es más que un carnet de afiliado al Estado argentino, lo que quiere decir que para esa institución Trinidad es una mujer; empero la sociedad argentina no se reduce al Estado ni depende de él para existir como entidad autónoma. Por ello la sociedad puede cuestionar todas y cada una de las acciones estatales si las considera nocivas. Entonces es Trinidad quien debe velar por la corrección al momento de hablar: no puede salir en la pantalla de televisión diciendo que él es mujer, cuando en realidad no lo es. Su acción no es más que mero proselitismo elegebetista.

Si este travestido o cualquier otro travestido quiere que los consideremos mujeres, entonces deberían usar los espacios televisivos para entrevistar a sus ginecólogos, quienes, con la profesionalidad de un galeno, determinarán si se trata o no de un hombre con peluca.

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