miércoles, 3 de abril de 2013

El arte de omitir lo importante

El primero de abril último, el Gobernador Juan Manuel Urtubey pronunció un discurso para inaugurar el período de sesiones ordinarias de la Legislatura de Salta correspondiente al año 2013. En esta oportunidad, el titular del Poder Ejecutivo de la Provincia tuvo la brillante idea de hacer una exposición cargada de gráficos y estadísticas para demostrar que Salta, en los últimos seis años, creció significativamente. 

El problema está en creer que ese crecimiento implica también el desarrollo de la provincia. En Salta –como bien señala Alfredo Olmedo– hay muchas más viviendas, mucho más asfalto y muchas más cloacas de las que habían antes, pero ello no significa que la calidad de vida haya mejorado realmente. Tener una vivienda no es lo mismo que tener un hogar, multiplicar las calles asfaltadas no es lo mismo que hacer vecindades más habitables, y crear cloacas ayuda mucho con la higiene doméstica pero no garantiza barrios más cómodos.   

Lo que Salta necesita urgente son familias más unidas, valores sociales más sólidos y un Estado mejor ordenado. Ello reducirá el gran flagelo que hoy nos acosa: la anomia juvenil. En efecto, en un país donde la gente come regularmente pero nunca alimenta el espíritu, las adicciones, especialmente entre los jóvenes, crecen desmesuradamente. Y el crecimiento de las adicciones favorece a empeorar el clima de inseguridad en el que, lamentablemente, se vive día a día. Esos son problemas gravísimos sobre los cuales la acción política debería girar con mayor intensidad para no quedar reducida a mera gestión empresarial.   

El lunes Urtubey hablo mucho, pero no dijo nada importante. Salta necesita otra voz. 

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