jueves, 10 de julio de 2014

La que te cuelga no te deja pensar bien

Rodrigo Liendro es un travestido que trabaja en la Municipalidad de Salta. Su nuevo DNI lo sindica como mujer, pero la naturaleza se empecina en mantenerlo como varón. Al parecer esa identidad confusa, en lugar de ser un problema para él, terminó siendo una bendición, pues el Intendente Miguel Isa lo convocó para que se integre a la Municipalidad en el rol de funcionario.

Liendro coordina un organismo llamado algo así como Dirección General de la Diversidad. Nadie sabe bien para qué sirve exactamente este organismo, pero todos están seguro que quienes lo integran cobran sueldos bastante generosos.

Pues bien, recientemente Liendro envió un proyecto al Concejo Deliberante de Salta para que se iguale el precio de entrada en los locales bailables. Al parecer a este personaje le molesta el famoso "damas gratis".

En principio uno podría pensar que Liendro propone que, así como se permite que las mujeres entren a un boliche y no paguen, así también los hombres deberían gozar de la gratuitidad, para evitar una situación de discriminación. Pero no es eso a lo que apunta Liendro. En su mente convertir privilegios en derechos es deseable, siempre y cuando el beneficiado no sea un hombre, ya que eso alimentaría la cultura "falogocrática" y sandeces por el estilo. Por tanto, lo que Liendro propone en realidad es que la mujer se vea a partir de ahora obligada a pagar su entrada: su idea es revocarle sus privilegios.

Detrás de ese "igualitarismo" está la idea de que una mujer, para hacerse respetar, debe estar a la misma altura que los hombres. Esto es impracticable, pues si bien pueden modificarse las diferencias culturales, JAMÁS podrán modificarse las diferencias biológicas. Si hoy en día las mujeres gozan de privilegios es gracias a que se encuentran en una situación de desventaja biológica, la cual es compensada culturalmente. Borrar la diferencia cultural es generar desequilibrio (con la misma lógica de Liendro las licencias por maternidad deberían ser más cortas y las mujeres deberían esperar más para jubilarse).

En realidad lo que propone Liendro suena tan estúpido porque él incluye entre el conjunto de las mujeres a los travestidos. En muchas discotecas salteñas a los travestidos les cobran como hombres, no como mujeres. Liendro quiere revertir esa situación, pues está eliminando privilegios femeninos con la excusa de un feminismo de poco vuelo para que el travesti no se sienta diferente, cuando, precisamente, quiere ser un diferente. Embiste contra las mujeres (algo así como el 50% de la población) para favorecer a los suyos (individuos que no deben el 5% de la población).  

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