sábado, 15 de febrero de 2014

Los sincericidios

El gobierno nacional dio a conocer el nuevo índice de inflación y el número que anunció el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) impactó por la sorpresa. La cifra de una suba de precios de 3,7% para enero es el primer paso hacia un sinceramiento sobre las estadísticas del país, luego de siete años de intervención del instituto.

Ministro A. Rossi
Junto al sinceramiento económico, el gobierno nacional hizo un segundo sinceramiento: el del problema narco. Agustín Rossi, el Ministro de Defensa, reconoció que la Argentina dejó de ser un país “tránsito” de drogas para pasar a ser un país de “consumo y elaboración”. Antaño, en la Argentina las drogas ingresaban por la frontera Norte, y luego bajaban hacia los puertos y aeropuertos del Sur, para ser enviadas desde allí a Europa o a Norteamérica. Ahora -aunque es algo que viene aconteciendo desde hace treinta años de manera paulatina- la droga ingresa por el mismo lugar de siempre, sólo que se suma a la droga que ha sido producida en el país, y luego se distribuye de manera tal que la mitad cubra la demanda del mercado interno, y la otra mitad parta con destino al extranjero. 

Lo que es bastante obvio es que los que gobiernan hoy en día llevan, como mínimo, diez años haciéndolo (algunos, un gran número de ellos a decir verdad, llevan más de una década en el poder): ¿en todo este tiempo no pudieron hacer algo para evitar que la peste de las drogas intoxique a nuestros compatriotas?  

Al reconocer Rossi lo que ya todos sabíamos por ser más que obvio, está reconociendo también, por un lado, su incompetencia para lidiar con un asunto tan grave como este, y, por el otro lado, acepta además su responsabilidad, por más que intente minimizarla acusando a los corruptos que infectan las fuerzas de seguridad del país. 

Sería bueno que estos sinceramientos sean también sinceridios, y quienes gobiernan tengan la grandeza de dar un paso al costado en las áreas que no pueden controlar, para que gente más capacitada pueda apagar los incendios que ellos han alimentado. 

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