Como a muchos argentinos, a mi
también me consternó la escandalosa declaración del Senador Nacional Daniel Filmus según la cual hay que enorgullecerse de que en la Argentina hayan cientos
de miles de jóvenes que no estudian, no trabajan y no hacen nada para salir de
esa situación.
Filmus enfatizó que, como bien
señalan las estadísticas del INDEC, el grupo de los “ni-ni” está integrado
mayoritariamente por mujeres de entre 20 y 24 años, quienes, con uno o más
hijos encima, desisten de la posibilidad de estudiar o trabajar para emplear
ese tiempo en criar a su descendencia.
Evidentemente Filmus no analiza
el asunto cualitativamente: aún si los números manejados por el político
kirchnerista fuesen ciertos, se está omitiendo el hecho de que a esas jóvenes
madres difícilmente se las pueda considerar como preparadas para ser pilares
familiares. Si se revisan esos casos se constatará que muchísimas de esas
jóvenes mujeres son madres solteras, viven en las casas paternas y son sus
madres o abuelas quienes realizan la doble tarea de intentar educar a sus hijas
y a los hijos de ellas. Por tanto creer que ellas no estudian ni trabajan para en su lugar cobrar unos quinientos pesos que recompensan sus “esfuerzos” maternos no sólo es
ridículo, sino que también es un agravio dirigido contra ese grupo social en
particular.
Al festejar una catástrofe
nacional, “Nini” Filmus ha dejado en evidencia el carácter destructivo del
nefasto kirchnerismo, el cual tiene una lógica peculiar: los problemas, para
ellos, se resuelven no a través de la propuesta de una solución, sino,
simplemente, dejando de considerarlos problemáticos.
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