lunes, 16 de febrero de 2015

La democracia en technicolor

Una cuestión que estuvo circulando en relación a las próximas elecciones salteñas tiene que ver con el color en el que aparecerán cada partido y cada alianza sobre los tableros de voto electrónico. Así nos enteramos que, al parecer, habría un conflicto entre el Partido Obrero y el frente Romero + Olmedo - Salta Nos Une, ya que ambos desean utilizar una combinación de rojo y amarillo y la ley estipula que sólo uno de los dos puede hacerlo. 

Esa disputa me parece no sólo ridícula, sino además humillante. Cada fuerza política y cada candidato es libre de elegir los colores que mejor lo representen. A la disposición de que cada uno tenga un color diferente nosotros la vemos como un capricho estético, pero tiene una función: servir de guía a los analfabetos. En efecto, recuerdo que de chico miraba la televisión peruana y boliviana y allí mostraban cómo cada candidato no sólo tomaba un color o una combinación de colores particulares para si, sino que además utilizaban logos bien elementales (una pala, un pez, un sol, etc); el motivo para ello era facilitarle las cosas a quienes no sabían leer.

En la Argentina lo índices de alfabetismo son bastante altos como para que un partido o frente se esté preocupando por elegir un color o un logo característico que lo singularice para que no haya confusiones en el cuarto obscuro. 

El PO usa el rojo y el amarillo porque son colores tradicionales de los comunistas. El olmedismo usa el amarillo porque las camperas amarillas son propias de gente que anda por el campo y usa un color llamativo para ser divisado desde lejos en caso de que algo pase. El romerismo usa el colorado porque lo instituyeron como marca salteña al adoptar la bandera provincial basada en el poncho del General Güemes. Permitir que unos usen el rojo y amarillo y prohibírselos a otros me suena a que están tomando a la gente por analfabeta. Si la ley estipula eso, no lo hace sobre una base racional, por lo que es un buen momento para desobedecerla y reintroducirle algo de coherencia a la política argentina.

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