martes, 9 de diciembre de 2014

Volver al futuro

La gente de El Diario de Salta publicó este artículo al cual adhiero: 
La lógica de la campaña –si puede llamarse así- implementada por los mercenarios “U” cuyo jefe y vocero es Santiago Manuel Godoy, transita sobre eje discursivo de presentar a Juan Carlos Romero como “el pasado que vuelve”, o “volver al pasado”. 
También intentan posicionar en el mensaje que la edad de Romero no se ajusta con una sociedad que se mueve en otro eje dinámico, en oposición a Juan Manuel Urtubey, a quien desean pintar como un paradigma de juventud política. 
Sin embargo, en los hechos la contradicción es notoria. Mientras Juan Carlos Romero avanza pausada pero firmemente en una construcción política con propuestas concretas, lo más interesante es que viene renovando estructuras, incluso las propias. 
Así, la salida del legendario Ángel Torres no es un dato menor, al que se suma que Romero viene “parando” ya candidatos en el interior y todas son caras nuevas, desconocidas para la política. 
Por el contrario, Juan Manuel Urtubey únicamente viene mostrando como posibles candidatos las mismas caras que hace décadas vienen lucrando con los cargos públicos, con un agravante, son todos traidores a su origen. 
A la cabeza de los “trans” (Según la RAE: “pasarse al otro lado”), se ubica el propio Santiago Godoy, experimentado camaleón político; luego, intenta posicionar a Pablo Kosiner, ex candidato a Vicegobernador del fallido Walter Wayar, quien también intenta reciclarse en el sector “U” camuflado en el Partido Cabildo Abierto, junto a Javier David, quien no encontrando espacios en el romerismo cometió la última felonía de “trans” pasarse al lado oficialista. 
No sólo son personajes desgastados, sino que además ni siquiera resultan ejemplos de coherencia política, sino sólo simples oportunistas sin valores personales ni tampoco ideológicos. 
La apuesta no es menor y resulta que Juan Carlos Romero le propone a la sociedad algo que nadie hizo hasta ahora, como es instalar un semillero de nuevas figuras, en contraposición a Juan Manuel Urtubey, cuya afición por los funcionarios mediocres no le permitió generar figuras nuevas y ahora tiene que echar mano al museo de cera de la política salteña.

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