miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sindicato de presos: el país al revés

El preso está preso porque así lo quiso, por tanto mientras esté dentro de un penal no puede comportarse del mismo modo que alguien que está afuera. Al entrar a una cárcel, al preso se le conculca el derecho a la libre circulación. Si queremos que la cárcel sea una escuela de ciudadanía (y no una de delincuentes o vividores como lo es en la actualidad), entonces no basta con conculcar ese derecho, también hay que limitar o reinterpretar otros. ¿O cómo esperan que el criminal cambie su mentalidad si sólo se lo encierra diez años y se le pide que revea su vida?

Por ello el Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria (S.U.T.P.L.A) es una falta de respeto a las víctimas de los delitos. La solución para el tema del trabajo en las cárceles es simple: el preso debe trabajar obligatoriamente para que el 50% de su salario lo mantenga a él durante su encierro, y el otro 50% le sirva a su víctima como compensación por el daño que le ocasionó. 

Es decir si el preso recibe 4.400 pesos, 2.200 serían para la víctima, y los otros 2.200 para pagar su alimento, los servicios de luz, agua y gas, los elementos de higienización, el cuarto en el que duerme, el entretenimiento, etc. De ese modo un sujeto viviría en la cárcel del mismo modo en el que vivimos todas las personas que estamos fuera de ella. 

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