jueves, 12 de septiembre de 2013

La máquina de votar o el voto maquinado

En un artículo publicado en El Tribuno de hoy, Armando Frezze reflexiona en torno a las urnas electrónicas y escribe esto:
Sus defensores describían entonces la equidad y la transparencia del sistema, su fiscalización segura y la eficiente rapidez con la que entregaba los resultados, exponiendo como fundamento las experiencias parciales desarrolladas en los comicios de 2009, 2010 y 2011. Sus detractores, con igual entusiasmo, subrayaban la falta de confiabilidad, enumerando las democracias del primer mundo que han probado y luego desechado la votación electrónica por insegura. También se oponían porque la tecnología a utilizar no era de propiedad estatal y porque la puesta en marcha no nació de la Legislatura provincial ni del Tribunal Electoral sino que fue una iniciativa privada de una empresa comercial, algo que los más escépticos describieron como una privatización de las elecciones salteñas. El tiempo fue diluyendo las discusiones, aunque no ganando consenso.
Es cierto que las discusiones se diluyeron, porque en realidad las discusiones nunca se dieron. Lo que si se dio fueron un montón de chicanas de bajo calibre: recuerdo, entre otras cosas, al Indio Godoy diciendo que los que criticábamos a las urnas electrónicas suponíamos que había un enano adentro cambiando los resultados. 

Ahora Salta está condenada a esta práctica. En unas cuantas semanas se sabrá exactamente cuan tremendo ha sido el fraude orquestado por los que manipulan las máquinas, y cuan grande es el desprecio por parte de los gobernantes de turno de la decisión de los ciudadanos. 

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